sin ayuda y la verdadera noción
de la imaginación estará latiendo,
latiendo al mil por hora,
latiendo miles de veces
mas que al mil por hora
porque el nosotros
nunca fue como planeamos,
nunca es.
Acaba, grotesco, silbido, fácil, pensante
como un libro sediento
de lectores y una mente brillante
sin temores le atrofia más al mundo
que a la propia imaginación
de sentir más, querer más,
cayendo en agonía, en desesperación.
Incierto, cada momento,
cada pasatiempo, las manos
seguiríamos acá con finales vulgares
volviendo a comenzar
las calles harían ruidos sin hablar
y ladrarían los perros
habrían tornados, incendios
y aludes fugaces.
La mente seguirá estando en blanco
con ayuda y la imaginación
muerta estará sin noción alguna.
Nada cambia, todo se transforma.